El sábado pasado, en el marco de las
jornadas organizadas por el CIREF, visitamos las obras de
“restauración” realizadas en el entorno del río Ésera en el
valle de Benasque (Pirineo oscense). Estas obras, a lo largo del
último año, se han llevado a cabo con carácter de emergencia tras
la riada de junio del 2013. Dicha “emergencia” ha permitido
trabajar en el río con un informe de 3 hojas; 2 de ellas
en las que explica que hay que reconducir el río por “su sitio”,
y otra para asignar 4 millones de euros a esa labor.
Así las máquinas han trabajado
durante un año en el cauce y vega del río en aquello puntos
considerados más críticos. La reposición de tramos de carreteras y
arreglo de otras infraestructuras dañadas han tenido prioridad. Pero
también se han considerado obras de emergencia la creación de
tramos de río-canal entre escolleras. Y ésto no tiene lógica
alguna. Surgen muchas preguntas al respecto.
Si se reconstruyen motas que que fueron
arrastradas por el río, ¿no se entiende que en la siguiente riada,
de igual o superior periodo de retorno, volverá a ocurrir lo mismo?
Y si además se ha cerrado el camping que aquella mota “protegía”,
¿por qué no dejar ahora ese espacio al río, el cual nos ha
indicado que es suyo? ¿qué protege la nueva mota si ya no hay
camping?...
No se entiende tampoco que se
consideren de emergencia dichas obras. Esta consideración es
contraproducente. Lo lógico sería dar tiempo para hacer estudios de
detalle de la riada, entender la dinámica del río y aprender de lo
que nos indica, valorar diferentes alternativas de restauración,
atender de forma real la legislación ambiental y civil. Y con ello
actuar con lógica y prudencia.
Replantear también la ordenación del
territorio realizada en los últimos años, la cual ha sido la que ha
generado el riesgo; y preocuparnos más por desplazar una casa o un
helipuerto antes que el trazado de un río.
Todo ello me parece tan fácil de
entender, tan lógico. Pero, in situ, viendo las soluciones adoptadas en el río Ésera se entiende rápidamente que
debe haber otros puntos de vista, otros intereses... y surgen más
preguntas ¿será la sociedad la que realmente demande estas obras,
escolleras organizadas y dos zigzags artificiales al fondo de un
canal?, ¿existe esa necesidad de ver máquinas en el río para
pensar que las administraciones se preocupan por nosotras?, ¿o se
espera que en la próxima riada todo vuelva a ser arrastrado,
permitiendo de nuevo que entren las máquinas a re-motear?? Esto es
lo que se llama obsolescencia programada, la sociedad del usar y
tirar, ¿ocurrirá también con la restauración del río Ésera o
las casas construidas sobre su llanura de inundación?