La restauración hidrológico forestal de los años 60 ha dejado su huella en muchos lugares de España, con sus pros y con sus contras, por supuesto.
En la cuenca del barranco de Vadiello, en el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, en Huesca, esta huella podría definirse como dactilar por su similitud con ésta. La imagen desde el cielo es sorprendente. Y el paisaje que observamos cuando nos paseamos por la zona también nos muestra que estamos en un ecosistema muy intervenido.
Han pasado más de 50 años desde la plantación y el pinar actual, de pino laricio y pino silvestre, es una masa arbolada densa que no consigue borrar la huella del aterrazamiento que se hizo para su plantación. En los taludes que separan las filas de pinos solo crece matorral, dominado por el boj.
Sería muy interesante realizar una restauración de los bosques restaurados. Ayudar a borrar la huella; favorecer la entrada de otras especies arbóreas, quejigo en este caso; promover el aprovechamiento sostenible de los recursos que nos ofrece el bosque; disminuir el riesgo de incendios... favoreciendo así el incremento de la biodiversidad vegetal y animal, con todas los beneficios ambientales que ello reporta.
¿Cómo?
Apostando por modelos de gestión del medio natural más tradicionales: silvopastoralismo, clareos y saca de madera por tracción animal, valorización de los recursos micológicos, y un largo etc. de posibilidades... siempre y cuando vayan a favor de la conservación del medio ambiente.
Un espacio natural protegido no debe ser abandonado, y menos en aquellas zonas donde ha existido durante años una gestión del territorio por el ser humano.
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